Todo se vino abajo

Hacía ya tiempo que se avecinaban cambios, aunque nunca pensé que sucediesen las cosas tan deprisa... Una noticia que, ya de primeras, coges con alegría...
Por fin han decidido derrumbar ese lugar abandonado que teníamos en la puerta de casa. Ese sitio en el que solo había gatos (entre otras cosas porque unos cuantos vecinos creían que darles de comer era lo mejor) y suciedad. Ese donde cualquier mañana te encontrabas a alguien durmiendo entre cartones y cualquier noche a un grupo de personas metiéndose de todo...

Hacía tiempo que vivían dos hombres dentro. Bien vestidos, educados... siempre con una palabra amable.En casa comentábamos que eran nuestros vecinos del bajo. La tomatera que tenían en la puerta era, quizá, su única planta y sabían utilizar el ingenio para mejorar las condiciones de la que era su casa (unas baldosas como camino cuando llovía, una tabla como porche,...).
Y, aunque era algo necesario, nunca olvidaré esa sensación, ese nudo en el pecho al ver sus caras mientras su casa se convertía en escombros. Agarrados a una manta y un par de trajes (quizá sus únicas pertenencias) y con la incertidumbre en los ojos de dónde pasarían la noche... "Es lo que pasa cuando vives en un sitio abandonado" comentan... Pero aún así,...

Nos quejamos mucho de todo (y muchas veces con razón), pero deberíamos pararnos a pensar a veces en los problemas que tienen los otros... Dejaríamos mucho egoísmo a un lado.